Dios dice en Proverbios 8:17: “Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan”. Jesús nos recuerda en Mateo 7:11, lo siguiente: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Él predicó acerca del Dios de respuestas. Entonces, ¿qué tipo de personas son las que reciben las respuestas de Dios?


Aquellos como Abraham que tienen una fe inmutable

Abraham tenía una fe perfecta para creer en Dios con firmeza, por lo que jamás dudó de la Palabra de Dios, ni tampoco desobedeció. Dado que Él creía en el Dios Todopoderoso que revive a los muertos, pudo obedecer de modo inmediato cuando Dios le dijo que ofreciera a su hijo Isaac en holocausto (Hebreos 11:19). Así que, Dios lo levantó como un antepasado de la fe y le dio todo tipo de bendiciones, como hijos, buena salud, riquezas y fama.

Muchas personas dudan y desobedecen cuando las cosas no concuerdan con sus pensamientos, y se quejan. Aunque dicen que creen, deciden dudar sin considerar si deben o no creer, al igual que la marea del océano que viene y va. La Biblia menciona que la persona de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos, y que no debe esperar recibir nada de parte del Señor (Santiago 1:6-8).


Aquellos como Elías quienes oran fervientemente

Elías fue un profeta que proclamó la voluntad de Dios durante los tiempos de Acab y Ocozías en el reino del norte de Israel. En aquellos días, su nación estaba sufriendo una grave sequía de tres años y medio, por causa de la adoración a los ídolos por parte del rey Acab y la gente de la nación. Él oró con sinceridad e hizo descender la respuesta de la lluvia gracias a su oración (1 Reyes 18:42-45). Él clamó en oración con tanta sinceridad que su estómago sintió dolor y causó que se arrodillara y pusiera su rostro entre sus rodillas.

Jacob peleó con el ángel enviado por Dios a la orilla del río Jaboc hasta que la coyuntura de su muslo fue dislocada. Él buscó en todo tiempo a Dios. El hermano mayor de Jacob, Esaú, se estaba dirigiendo donde se encontraba él junto a cuatrocientos hombres, pero Dios le instó a que hiciera las paces con su hermano Jacob, por lo cual todas las vidas de la familia de Jacob fueron preservadas.


Aquellos como David que son conformes al corazón de Dios

David era tan solo un muchacho, sin embargo, tenía fe y audacia. Él le dijo al rey Saúl que iría a pelear con el filisteo, Goliat, quien menospreció a las tropas de Dios (1 Samuel 17:32). Desarmado, fue donde Goliat con tan solo una honda y cinco piedras, y lo derribó al lanzarle una piedra. Y luego David le cortó la cabeza a Goliat con su propia espada. Por medio de esto, Israel fue capaz de conseguir una gran victoria.

En momentos como esos, si tenemos el tipo de fe que es audaz como la de David, a pesar de que nos encontramos ante un gran problema que parece imposible de resolver, en realidad nada es un problema. Tal como Dios le dijo a David: “...he hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13:22), podremos recibir respuestas a todo lo que pidamos, si poseemos un corazón conforme al de Dios.


Aquellos como Cornelio quienes temen a Dios y hacen el bien

Cornelio y toda su familia tenían temor reverente de Dios. Aunque él era un gentil y un centurión que pertenecía a Roma, daba limosnas a muchos judíos y oraba todo el tiempo (Hechos 10:1-2). Sus oraciones y obras de caridad alcanzaron el Cielo y Dios lo bendijo enviando a Pedro para que él, su familia y amigos pudieran recibir la salvación y el Espíritu Santo.

Hechos 9 habla acerca de una discípula en Jope llamada Tabita (que traducido es Dorcas). Cuando ella murió a causa de una enfermedad, otros discípulos imploraron a Pedro que fuera al lugar. Cuando Pedro llegó, las viudas lloraban y mostraban todas las túnicas y prendas que Dorcas les había hecho mientras estaba con ellas. Conmovido, Pedro pidió que todos salieran, y puesto de rodillas oró. Dirigiéndose al cuerpo, le dijo: “Tabita levántate”. Para sorpresa de todos, ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se sentó. Tabita, quien se había dedicado a las buenas obras y obras de caridad, tocó el corazón de Dios.


Aquellos como Salomón que adoran a Dios en espíritu y en verdad

Después del rey David, Salomón se convirtió en rey de Israel. Antes de gobernar, él ofreció a Dios mil holocaustos con su corazón. No es nada fácil ofrecer mil holocaustos. En el tiempo del Antiguo Testamento, muchas limitaciones eran obligatorias a seguir en términos de lugar, tiempo, ofrendas y las maneras. Salomón se dirigió delante de Dios al altar de bronce el cual se encontraba en el tabernáculo de reunión y ofreció delante de Él mil holocaustos.

Dios estuvo complacido con Salomón por su acto y lo bendijo. Por la noche Dios se le apareció a Salomón en un sueño, y le dijo: “Pide lo que quieras que yo te dé”. Luego, Salomón pidió que le diera sabiduría para gobernar al pueblo, no pidió riquezas ni gloria. Dios se deleitó en su pedido, por lo que Él le dio no solo sabiduría, sino también riqueza y gloria. Las ofrendas en el Antiguo Testamento se refieren a los servicios de adoración en la actualidad. Si amamos a Dios y le adoramos en espíritu y en verdad durante el servicio, podemos también recibir respuestas y bendiciones de parte de Dios.


Aquellos como José que van tras la justicia de Dios

José era el prometido de la Virgen María. Luego, él escuchó que ella había concebido un bebé a pesar de que no habían estado juntos. José planeaba abandonarla en secreto, porque el momento que aquello se revelaba, María habría sido lapidada hasta la muerte de acuerdo a la ley. Debido a que José tenía un corazón bueno y justo, tuvo un encuentro con un ángel del Señor y escuchó el mensaje de Dios como leemos en Mateo 1:19-23.

La mayoría de personas insiste en lo que ellos consideran correcto, y algunos de ellos incluso obligan a otros a seguir sus opiniones. Piensa que la paz puede ser quebrantada para alcanzar algo. No obstante, Dios no tiene consideración de quien quebranta la paz a pesar de que está haciendo bien las cosas. La justicia de Dios es para echar fuera los pecados con temor reverente a Dios, practicar su Palabra y obedecerle con fe.

Extractos del capítulo 1, ‘Dios de respuestas’, del libro del Dr. Jaerock Lee Yo lo haré.