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Encontré la Vida Eterna , frente a la muerte Mensajes > Encontré la Vida Eterna , frente a la muerte
Encontré la Vida Eterna , frente a la muerte
Title
   Testimonio de Dr. Jaerock Lee(13) - Hasta el fin de mi viaje    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   
Date
   2008-05-02



Parte Tercera: ¡Oh, Dios!

1. Nueva vida
2. Ayúdame a perdonar
3. Todo mi camino


3. Hasta el fin de mi viaje

Como la paz llega tras una tormenta fuerte, mi familia empezó a recuperar la estabilidad desde que mi esposa volvió. Mi esposa estaba preparada para hacer una nueva vida de familia desde que fue perdonada por mi familia. Ellos se alegraron de verla tan cambiada. Quería tener un nuevo comienzo para llevar una vida humana, ya que le perdoné de corazón.
Creí que no tendría ninguna envidia de nadie si vivía en este mundo con el poder y amor de Dios que me había sanado de una vez. Creí que sería más feliz después de oír que viviríamos luego en el reino de Dios.
¡Cuán maravilloso tiene que ser el reino de Dios sin lágrimas, tristeza, dolor y enfermedad, con sólo el amor de Dios! Puesto que experimenté la enfermedad y la tristeza, creí firmemente que el reino de Dios existe y quería ir allí.
Me entregué completamente a Dios, sabiendo que Él sería mi Padre, protegería, guiaría, amaría y me otorgaría la eternidad como uno de sus hijos.
«Dios, tú eres mi Padre y yo soy tu hijo, quiero vivir como un hijo de Dios. Espero que me protejas, guíes, enseñes y ayudes. Tú eres mi Padre en este mundo y en el reino de Dios para siempre».


El que ama a Dios

Un día oí un sermón sobre Proverbios 8:17, «Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan».
Aunque no podía entender ciertamente que quería decir, quería amar a Dios para recibir su amor a cambio. Quería buscarlo para encontrarme con Él. Desde aquel entonces, mi vida empezó a cambiar. No perdí ningún culto. Participé en todos ellos: culto de la mañana del domingo, culto de la noche del domingo y culto de la noche del miércoles. Me esforzaba por llevar a cabo lo que oía.
Sin embargo, no podía entender todas las palabras que escuchaba en los cultos por no tener a nadie que guiara mi fe. Pero yo hacía muchos esfuerzos por entender claramente la Palabra de Dios.
Una de las palabras que más me emocionaba era: «Dad gracias en todo». Me pregunté a mí mismo si realmente di gracias por todo.
Yo daba gracias en todo excepto una cosa. Oré a Dios.
«Dios, doy gracias por todo, pero me siento demasiado cansado por el trabajo que tengo, por favor, ayúdame a darte gracias pese a mi cansancio».
Cuando oraba, lo hacía como un niño que habla con su padre. Cuando me humillé ante Dios, Él me ayudó a entender por qué tenía que dar gracias.
Estaba trabajando como obrero en un lugar de construcción. Desde muy temprano hasta muy entrada la noche. Muchas veces quise renunciar, pero sin embargo continué. Me consolaba a mí mismo diciendo: «Yo puedo vencer este dolor físico». Cada día me sentía menos cansado y entonces, empecé a comer mucho y podía digerir cualquier comida que tragaba. Mi cuerpo se hizo bastante fuerte para hacer cualquier clase de trabajo.
¡Oh Dios! ¡Gracias! Ahora sé que esa era tu voluntad para hacerme fuerte. Me di cuenta de tu método inteligente. ¡Tu amor es maravilloso!»
Di gracias a Dios, ya que Él cambió mi cuerpo débil en fuerte, por medio del trabajo duro.
Mientras me acercaba a Dios, Él me guiaba para vivir como su hijo.
Muchas noches estaba tan emocionado que no podía conciliar el sueño a causa de mi nueva vida, y la confianza en el futuro que Dios me preparaba.


Hogar feliz

Mi deseo más grande era tener un hogar feliz en unión con Dios. Le pedí la fe para mi familia.

«¡Dios que nos guías! Doy gracias por darnos la felicidad y la nueva vida. Doy gracias por darnos la fe. Mientras viva en este mundo, dame una fe más verdadera.
Oro por una esperanza más valiosa
Oro por un amor más valioso.
Sin fe, sólo tenía dolor.
Sin esperanza, sólo tenía tristeza.
Sin amor, sólo tenía desavenencias.
Ahora amo a Dios.
Por favor, ayúdame a amar a mi esposa.
Por favor, ayuda a mi esposa a respetarme como marido y a educar a nuestras hijas como tú lo quieres, Señor.
Permíteme tener fe mientras esté vivo, para que tengamos la felicidad en eso.
Permítenos tener amor para que podamos vivir en armonía».

Oré para que la sombra del dolor del pasado se convirtiera en luz. Nuestro hogar se hizo un hogar feliz y nuestra familia estaba llena de amor, paz, alabanza y oración.
Sin embargo, nosotros todavía teníamos dificultades financieras. Durante la ausencia de mi esposa, su tienda estuvo cerrada y por consiguiente el interés de la deuda se acumuló y la dificultad financiera se empeoró.
Trabajé duro puesto que quería pagar la deuda, aunque no teníamos nada que comer. No me preocupaba qué tipo de trabajo tenía, mientras tuviera uno. Hice todo tipo de trabajo manual. Yo llevaba briquetas a los apartamentos. Mi esposa compraba pescado de los mayoristas en la ciudad Incheon y los vendía, vendía también guijarros (canto rodado) para vender a fin de ganar algo más de dinero. No nos sentimos avergonzados con tal de ganarlo honradamente. Nosotros trabajamos realmente con alegría.



El que da gloria a Dios

Mi segunda esperanza era recibir la bendición de Dios para que pueda ayudar a los que eran más pobres que yo\; y de ese modo pueda dar gloria a Dios. Puesto que confié en Dios para la bendición, oré por un mejor trabajo.
«Dios!, doy gracias por darme un cuerpo fuerte. Estaba trabajando físicamente como un obrero fiel, pero estaba esperando a que tú me dieras un mejor trabajo. Por favor, dame un mejor trabajo pronto. Tú sabes mi situación y de ese modo confío en ti que me bendecirás con un trabajo adecuado».
Oré por un trabajo, al pensar que tenía que cumplir mi trabajo como jefe de hogar. Creí que tenía que pedirle por la bendición de mi trabajo para que yo pudiera servirle en favor de su reino. Esperaba ser un anciano de una iglesia para que pudiera servirle más.
Por otro lado, rechacé cualquier tipo de ayuda de otra persona para la gloria de Dios. Mi segundo hermano mayor me ofreció algún dinero para empezar un negocio, pero lo rechacé al pensar que mi hermano tomaría la gloria si tuviera éxito. Quería que Dios recibiera toda la gloria.
Alguien me ofreció un buen trabajo, pero sólo podía descansar dos domingos al mes, por eso lo rechacé. Aunque me ofreció un buen trabajo, no podía trabajar los domingos. Confié en Dios que Él me abriría un camino si tenía más paciencia.


Yo llegué a ser el que predica la Palabra de Dios

Mi tercera esperanza era hablar del Dios vivo a la gente.
«Dios de misericordia que me sanaste, confío en que tú protegerás a mi familia de toda enfermedad. Empecé a conocerte y a creer en tí, a través de los milagros que hiciste en mí. Hay mucha gente en este mundo que sufre la misma enfermedad que yo he sufrido. Quiero hablarles sobre tí, Dios mío».
Hablé a Dios a la gente en toda oportunidad que tenía. Les dije cómo me recuperé y cuánto Dios nos ama. Les dije cuánta bendición me dio el Señor. Se los dije a mis compañeros, parientes y vecinos.
Mi familia no tenía nada que dar a los ojos de otras personas, pero nosotros estábamos alegres y agradecidos al Señor. Mi esposa y mis hijas estaban alegres y no había placer más grande que ir a la iglesia.
Desde aquel tiempo en casa no parábamos de alabar al Señor. Mis hijas cantaban y bailaban y eso me hacía sentirme feliz. Pensé que eso también tendría que ser un placer para mi Padre celestial.
Mi familia que estaba en la oscuridad antes de conocer a Dios se convirtió en una familia feliz, ya que nosotros sentíamos el amor de Dios. Anhelábamos el reino de Dios, no teníamos envidia de nada en el mundo.
El camino a la iglesia era un camino placentero. Cantamos cánticos mientras caminamos a la iglesia.

«Todo el camino Salvador me guía\;
¿Qué más puedo pedir?
¿Puedo dudar de su misericordia?
¿Quién ha sido mi guía a través de la vida?
La paz celestial, consuelo divino,
Aquí por fe en Él para morar\;
Puesto que sé, cualquier cosa me acontezca,
que Jesús hace todas las cosas bien».

 
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